sábado, 2 de abril de 2016

¿Te has buscado en Google alguna vez?

Tan importante es nuestra reputación en la vida real, la denominada 1.0, como en la vida virtual, la 2.0. Hoy podemos encontrar de todo en internet, y por lo tanto, también nos podemos encontrar a nosotros mismos. Podemos encontrar lo que en algún momento hemos publicado o dicho, pero también podemos toparnos con los comentarios que otras personas han hecho de nosotros. ¿Será todo bueno o malo? ¿Qué huellas hemos dejado por el camino? ¿Se habrán borrado o están a la vista de todos?

Fuente: Pixabay Licencia CC0 Public Domain

Antes de proceder a realizar un análisis de lo que dice de mí Google, comentaré un caso que me sucedió y que es una muestra de por qué debemos controlar nuestra identidad digital y cualquier situación que nos pueda ser desfavorable.

Hace muchos años, cuando era un crío, fuí a sacar prestado un libro en la biblioteca de mi ciudad, Cuenca. De repente me dicen que no puedo sacar libros porque aún no he devuelto uno. Después de mucho discutir encontramos el problema. Había otro chico con mi mismo nombre y apellidos en la misma ciudad, una ciudad de entonces menos de 50.000 habitantes, y habían cruzado las fichas de usuarios con los libros que habíamos sacado. Sí, entonces aún las cosas funcionaban con un trozo de cartón y sin ordenadores ni bases de datos para registrar los libros prestados.

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Pues bien, más de veinte años después un día me dio por buscar mi nombre, cosa que hago periódicamente, y encuentro que según el Boletín Oficial de la Diputación de Cuenca tengo una deuda con la Seguridad Social. Me asusté mucho, pero después de varias llamadas se resolvió el entuerto y se trataba de ese chico del que conocí su identidad gracias al cruce de carnets en la biblioteca. 

Pero claro, si alguien que no soy yo me hubiera encontrado en ese momento hubiera dicho, ¡vaya con Diego, es un moroso! Y lo haría equivocadamente, pero la coincidencia a veces juegan malas pasadas.

Dicho todo esto voy a proceder a analizar una búsqueda sobre mi nombre y apellidos a ver qué me encuentro en el día de hoy. Hay que recordar que las búsquedas cambian con el tiempo ya que el algoritmo de los buscadores cambia sus criterios con cierta periodicidad, además de que hay páginas que desaparecen por un lado, y nuevas publicaciones ven la luz por el otro.

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Cierro mis cuentas activas en el navegador en Gmail, Twitter, Facebook,...y limpio el historial, caché, cookies, y el resultado es el siguiente:

En la primera página de la búsqueda, quitando la primera página que es una cuenta de Facebook de otra persona, el resto son resultados sobre mi persona que se corresponden a mi perfil de LinkedIn, y artículos sobre experiencias de aula que se recogen en las páginas de Educalab, El País, Ciberespiral, Educared, Bibliotecaescolardigital, e incluso un manual de Diigo que publiqué hace años.

Si paso a la segunda página de la búsqueda me encuentro con más páginas sobre mí, en concreto sobre premios de innovación, proyectos y un antiguo blog, así como el BOE en el que se me nombra funcionario de carrera. Incluso en las siguientes página encuentro información mía similar, pero...¿cuánta gente busca más allá de la segunda página de búsqueda? 

Si miro en las imágenes de Google la primera es la que uso en todas las redes sociales, aunque en la búsqueda me acompañan muchas otras imágenes de desconocidos para mí.

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Obvié indicar que esta búsqueda la realicé sin usar las comillas. Si la repito usándolas, y en el orden nombre y apellidos, la búsqueda es muy similar. En cambio, la  cosa cambia si busco con comillas pero dejando el nombre para el final. En este caso casi todos los resultados se corresponden a ese niño de la biblioteca que hoy tiene una pequeña empresa y su nombre aparece en las páginas que realizan informes de la situación y administradores de empresas. 

Afortunadamente casi cualquier mortal que me quiera buscar lo hará con el nombre por delante e intuyo que sin las comillas, así que estoy satisfecho con la identidad digital que muestra el buscador sobre mí, pues solo encontramos referencias a experiencias y proyectos educativos en los que he participado, es decir, muestra mi perfil profesional en toda su dimensión.

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